miércoles, 23 de noviembre de 2011

Crisis griega:Las mentiras cuestan

Crisis griega:Las mentiras cuestan

Crisis griega:Las mentiras cuestan
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La Unión Europea observa con temor la creciente crisis que afecta a Grecia desde hace casi tres años. Los países de la comunidad alistan un segundo paquete de medidas para tratar de salvar al país helénico de la ruina.
El primer campanazosonó en Grecia a fines de 2009 cuando el socialista Yorgos Papandreu asumió el control del gobierno y puso al descubierto que su antecesor, Kosta Karamanlis, estuvo falseando las cifras macroeconómicas del país. Todas eran mentiras.
Hasta entonces se decía que el déficit correspondía al 3,7% del PBI, pero la nueva administración demostró que la cifra real era de 12,7%.  Con el correr de las semanas se descubrió, además, que la deuda real griega había sido ocultada con la ayuda de Goldman Sachs, uno de los grupos de inversión más grandes del mundo. El maquillaje se consiguió apelando a complejas maniobras que acreditaban la acreencia en otras monedas diferentes al euro, como por ejemplo el yen.
Cuando las cifras reales se hicieron públicas, los mercados internacionales saltaron encima del país helénico. Las agencias calificadoras de riesgo, no dudaron en devaluar la calificación crediticia que poseía Grecia. Una vez realizadas las devaluaciones, los inversores comenzaron a exigir mucha más rentabilidad por los bonos griegos, lo cual hizo que el país tuviera que endeudarse más para hacer frente a los problemas económicos. Por otra parte, la bolsa griega comenzó una caída traumática; los mercados no confiaban ya y el abismo estaba cada vez más cerca.
La situación preocupó a la Unión Europea (UE) a la que Grecia se adhirió en 1981. Y no era para menos. Los efectos de la crisis podrían traer problemas a los miembros de la comunidad de países cuyas economías están entrelazadas desde la instauración del euro como moneda común, entre otros vínculos generados por el proceso de integración.
La UE y el Fondo Monetario Internacional acordaron, entonces, un primer rescate financiero para Grecia. El primer préstamo fue de 110 mil millones de euros para un período de tres años. Sin embargo, éste ha resultado insuficiente. Un año después la situación no ha mejorado, hasta se podría decir que ha empeorado, y no queda otra salida que un segundo salvataje que, por lo demás, ya fue aprobado por un monto similar la última semana de junio.
Hasta ese momento, la banca europea tenía el 81% de la deuda pública griega. Las entidades francesas y alemanas son las que poseían más acreencias. Concretamente, la de la banca francesa es la mayor, con 46 mil millones de euros. Le sigue la alemana con 28 mil 314 millones de euros.
Por supuesto que el impacto inmediato lo soportan los contribuyentes de los países de la eurozona que vienen compartiendo la carga económica del rescate. También existe el temor de que la situación de Grecia genere problemas en los mercados internacionales en una suerte de “contagio”, lo que provocaría un efecto dominó que pondría en serio peligro a los miembros más débiles como España, Portugal, Irlanda e Italia.
El origen de la crisis griega se remonta al 2004. El gobierno se endeudó para la organización de los Juegos Olímpicos de Atenas y el gasto público se disparó en la última década. Pero existían otros factores estructurales que alimentaron la situación. Grecia tiene entre el 35 y 40% de su economía en la  informalidad o “sumergida”, como le llaman los académicos.
El gobierno de Papandreu ha aprobado varios planes de austeridad desde 2010. La primera de ellas, presentada en febrero de ese mismo año, buscó llevar el déficit por debajo del 3% en 2012. Entre las medidas previstas, se aplicaron mayores tipos impositivos a la propiedad inmobiliaria, subieron los impuestos para las rentas superiores a 100 mil euros, entre otros.  El aumento de la presión fiscal fue acompañado de un plan de lucha contra la corrupción.
El pueblo griego sale hace meses a las calles en manifestaciones masivas, algunas de ellas violentas y con víctimas mortales. Los principales sindicatos del país tildan las medidas del gobierno de “antipopulares y brutales”. Los llamamientos a la huelga general se suceden y existe una convulsión social alarmante.
El costo político para el gobierno de Papandreu es altísimo. Desde el primer rescate de mayo del año pasado, ha cambiado dos veces a los integrantes de su gabinete y nada garantiza la estabilidad de los ministros en los próximos meses.
Ahora, aprobado el segundo rescate, el horizonte griego permanece borrascoso. Los analistas barajan cuatro opciones: 1)  Grecia abandona la eurozona, arrastrando a otros países frágiles, 2)  Grecia declara la bancarrota, pero dentro de la eurozona, 3)  Grecia sale de la crisis, pero sigue bajo el descrédito financiero internacional durante años, 4) Grecia se restablece conforme a las previsiones de la banca internacional.
La crisis del país helénico es la primera prueba de fuego para el euro, creado hace más de una década. El tiempo dirá cuan fuerte es esa moneda y, por lo mismo, la integración europea.

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