miércoles, 23 de noviembre de 2011

Humanismo versus Cristianismo II

Humanismo versus Cristianismo

Humanismo versus Cristianismo
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Las ideas políticas, el incomprendido escenario estadounidense y su importancia para el resto del mundo (II)


En la primera parte de este tema,el desarrollo apuntó a echar luces sobre la fuente de las ideas políticas en los Estados Unidos, y la manera cómo éstas se expresan a través de sus bien conocidos medios. El hecho de que Fox News no salía al aire sino en inglés, mientras que la CNN se difunde en los más importantes idiomas del mundo, puede darnos una idea del enfoque ensimismado, un tanto nacionalista del sector republicano de vertiente claramente cristiana. Incidentalmente la Fox ha anunciado el lanzamiento de su “Fox Latino” en español. Hubiera sido clave para los conservadores norteamericanos hacer esa labor de difusión, realmente educativa, en tiempos más oportunos, a partir de la ola de inmigración iniciada en los 80s, a manera de integrar al inmigrante quien desconoce las raíces de esa nación y no discierne la causa del avanzado desarrollo que lo atrajo a probar mejor suerte. Hoy, los excesos del capitalismo y el corporativismo financiero, el consumismo y la dependencia del “credit card” echan una nube tan espesa sobre las ideas conservadoras y libertarias que es casi imposible hablar de ellas sin provocar la típica reacción adversa a todo lo que evoca fundamentalismo religioso.

Pero el Tea Party Movement está allí, y como sector reconocido del escenario político nacional presenta sólida batalla a los demócratas liberales expresando sus valores de manera admirable en un tiempo en que está de rabiosa moda ser “pluralista”. Y ello trae a colación un tema difícil de introducir tanto en el ambiente político como académico, especialmente de sociedades como las latinoamericanas, cuya vertiente de ideología política es la de Europa meridional, católica y por supuesto marcadamente maquiavélica: El rol de la religión en el campo político y el económico.  Desde el siglo XIX, a partir de Marx, y refrendada por el sociólogo Max Weber, ambos alemanes, la idea de que, a medida que la ciencia y la modernidad avanzaran, las sociedades humanas dejarían de lado la religión como vertiente de respuestas a sus desafíos existenciales y sociales, se difundió de manera tan universal que al día de hoy es difícil mencionar el tema religión sin provocar reacciones de incredulidad, aún de burla. La declaración “Dios ha muerto”, del filósofo Friedrich Nietzsche, también alemán, es probablemente una de las señales más claras de la tendencia de la época, en donde la inclinación intenta alcanzar la verdad y las soluciones en el campo filosófico e ideológico en base a la mera razón individual y reinó de manera casi absoluta, salvo en naciones en donde el calvinismo tuvo preponderancia, como Suiza. Pero el mismo Weber, con sus investigaciones empíricas acerca de las religiones más representativas del mundo, y su tesis acerca del desarrollo del capitalismo allí donde hubo reforma protestante, sin quererlo, estableció la idea seminal de que, como contribuyente a la cultura, la religión podía tener un efecto, sino causal, al menos correlativo al éxito de una sociedad para enrumbarse en todo aspecto, especialmente el económico y el de libertades políticas.

Aunque inicialmente ignorado –quizá por el contundente éxito de las ideas de Marx, su contemporáneo-, las ideas de Weber han sido retomadas más tarde, ya en el siglo XX, por científicos y académicos quienes han llevado a cabo investigaciones con resultados  sorprendentes: en todos los estudios y en todas las áreas de investigación, incluyendo la política o económica, se ha encontrado que en general las religiones antiguas son causantes de actitudes positivas al desarrollo, pero que entre ellas, la religión cristiana ostenta los mejores índices de correlación positiva. Algo más: los países de sectores cristianizados del mundo no ostentan todos iguales resultados, por supuesto, y es especialmente interesante la evidencia de los resultados estadísticos, y de encuesta sociológica que arrojan evidencia de que en racimos de países protestantes, países que en un momento de su historia adquirieron  una cultura no sólo tradicionalmente cristiana sino con un énfasis en ideas netamente bíblicas, incluidas no sólo ideas de moral sin contenido práctico sino ciertas maneras de hacer las cosas -baste citar un ejemplo como el de la limitación de las tasas de interés bancario en la Ginebra del Siglo XVI, con Calvino, o la idea de la limitación del rol Estado en Europa en general empezando por la Inglaterra del siglo XVII- se pueden apreciar mejores “actuaciones” en oposición al racimo de países católicos.

Y todos estos obtienen mejores resultados, en general, que países de civilizaciones basadas en religiones como el Islam, o el mismo Ateísmo comunista, considerado en los estudios referidos como “religión”, en evidente desventaja en comparación con las demás. Las explicaciones de los académicos van desde elaboraciones acerca de la necesidad de actualizar las ideas, en vista de la evidente importancia de la religión en el mundo de hoy , hasta mapas mostrando los resultados por países y civilizaciones enteras , en aspectos diversos como “percepción de bienestar”, pasando por libertades políticas, eficacia de la democracia, hasta rankings de bienestar económico.

Lo que constituye un quebradero de cabeza para esos académicos de occidente es la manera cómo, Estados Unidos, perteneciente al hasta hace poco llamado bloque de Occidente Cristiano (en vías de desaparición por el secularismo), considerada en el racimo de naciones modernas del mundo junto con Europa, no ostenta el mismo grado de secularización (entendida en este artículo como la separación de principios y valores tradicionales y enarbolados por las instituciones eclesiásticas, de  aquellos principios e instituciones que rigen la esfera política y el Estado) que las demás naciones del racimo occidental . Es aquí en donde la tesis de Weber necesita revisión: ¿es que los países cristianizados exitosos “racionalizaron” su fe religiosa, o es más bien que en efecto, esa religión cuenta con elementos de tipo racional que les llevaron en un momento a contar con una matriz cultural beneficiosa al desarrollo?  El mismo Weber reconoció que no era especialista en la materia, y que el tema ameritaba estudio más acucioso, algo que la  “academia” se ha demorado bastante en entender .

Toda esta evidencia, disponible en diversos países a través de la Encuesta Mundial de Valores (The World Values Survey) y otras instituciones reputadas debería servir como signo de que hay un campo de investigación aún hoy inexplorado e inédito: el estudio de las actitudes, instituciones sociales y resultados –como opuesto a la intromisión de la esfera eclesiástica en lo que no le compete, algo muy común en la historia-  que obtienen una sociedad de acuerdo a su matriz cultural, casi siempre fuertemente determinada por la religión. Los mapas cuya revisión se sugiere aquí ofrecen impactante evidencia. ¿Será que el mundo académico, y es más, la esfera política en países necesitados de soluciones a la pobreza, a la inequidad y el subdesarrollo, podrán, por un momento redirigir su mirada hacia ese enfoque?.


Ana Roncal V.
elreinoescondidoxxi.
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