miércoles, 23 de noviembre de 2011

Ven Señor Jesus

Ven Señor Jesus

En el Evangelio de Mateo capítulo 25 hay un cuadro que conmueve y es la condición de diez mujeres, la Biblia dice que eran vírgenes, las prudentes y las insensatas, dos grupos de mujeres. Las insensatas no tomaron consigo aceite, pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas juntamente con sus lámparas, la diferencia es notoria y aquí claramente nos dice que cinco fueron tomadas y cinco rechazadas, pero esa no era la voluntad del Señor.
Qué triste que sus lámparas no tenían aceite, reaccionaron demasiado tarde. Se dieron cuenta que el esposo venía y que sus lámparas no tenían aceite, ahí reaccionaron y les dijeron a las cinco prudentes “dadnos de vuestro aceite”. Pero sabemos que esta santidad y esta vida de obediencia no la podemos vender, la santidad ni se compra ni se vende. La vida de obediencia no se puede comprar, tú no puedes comprar oraciones ni ayunos.

Si queremos vivir en santidad y ser hallados dignos, tenemos que despojarnos del peso y del pecado que nos asedia y correr esta carrera como Dios manda, como la Biblia nos enseña. Nosotros tenemos que predicar tal y como Dios nos da el mensaje, para que el que oiga se arrepienta, para que el que anda con los pies afuera los vuelva dentro, para que lo torcido se enderece.

Pero también hay una esperanza gloriosa y un gozo para la Iglesia que vive sin mancha que tiene su vestidura limpia. “Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas”(Apocalipsis 3:4); cómo se sentiría aquel pastor de aquella congregación que conocía el estado de esas personas. Pero también en este versículo hay un elogio: “pero tienes unas pocas personas… que no han manchado sus vestiduras”. En Sardis había una Iglesia grande, pero solo pocas personas se mantenían en santidad.

En la historia de la Iglesia hubo un remanente que se mantuvo fiel. Elías en una ocasión dijo: “Solo yo he quedado” (1 Reyes 19:14), y la respuesta divina fue: “Yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron” (1 Reyes 19:18).

Preocúpese por arreglar su vida y enderezar lo torcido, no por ser tenido digno en la Iglesia, sino por ser tenido digno por el Señor y ser tenido por fiel en aquel día que el Señor venga. Llegará el momento en que uno será tomado y otro será dejado.

¡Hoy es el día de salvación!, ¡Iglesia de Dios, el Señor Jesús viene pronto! Salga de la tibieza y del conformismo, busque la santidad. La Iglesia verdadera dice: “Ven, Señor Jesús”(Apocalipsis 22:20).

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