miércoles, 16 de noviembre de 2011

Para Reflexionar

No todos son de nosotros

“¡Quítate de delante de mí, Satanás!; porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16:23). Es decir, su mirada no estaba en el Señor, estaba pensando en el bienestar terrenal, estaba pensando en las comodidades, y por eso se equivocó grandemente y trató de persuadir al Señor a que no siguiera adelante, que más bien tomara otra ruta, que evadiera el sufrimiento y la muerte.

Vivimos en un tiempo muy difícil, cada quien busca lo personal, personas que un día se iniciaron en este camino y parecían que iban a permanecer hasta el final, tuvieron un buen comienzo, lamentablemente tuvieron un triste final; por eso pongamos nuestra mirada en el Señor y no en las cosas que perecen.

El Señor amonestó al apóstol Pedro cuando este quiso persuadirle, que tuviera compasión de sí mismo y que no fuera a Jerusalén sabiendo que le esperaban para matarle, pero el Señor tuvo que reprenderlo y decirle: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16:23). Es decir, su mirada no estaba en el Señor, estaba pensando en el bienestar terrenal, estaba pensando en las comodidades, y por eso se equivocó grandemente y trató de persuadir al Señor a que no siguiera adelante, que más bien tomara otra ruta, que evadiera el sufrimiento y la muerte.

El apóstol Pablo nombra a Demas, que había sido su colaborador, su ayudante, su compañero de milicia, que había trabajado al lado de hombres de Dios. Pablo dice: “Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo…” (2 Timoteo 4:10). El apóstol Juan dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo” (1 Juan 2:15). El que ama el mundo no puede permanecer para siempre, la Biblia dice: “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17).

Demas tuvo un comienzo prometedor, porque llegó a ser colaborador del apóstol Pablo (Filemón v.24), fue compañero de Lucas (Colosenses 4:14), todo eso nos lleva a pensar que Demas tuvo un buen comienzo. Porque tenía capacidades, porque se mostraba que amaba a Dios, que amaba el ministerio, y que amaba la Obra de Dios, y que también sufrió, que padeció necesidades, que fue menospreciado, que fue perseguido, hasta golpeado e incomprendido. Y se le comenzó a dar oportunidades y a ocupar lugares de privilegio porque se le veía fiel, pero en él había otros intereses, había otras motivaciones que luego las mostró.

Pablo esperaba más de su amigo, de su colaborador, esperaba que en sus momentos finales estuviese a su lado, hubiera sido un apoyo, hubiera sido una inspiración, por lo menos hubiera venido a él con una palabra de aliento, pero, ¿qué hizo Demas? Abandonó al apóstol, abandonó al amigo, y se fue amando este mundo, es que su corazón no era fiel.

El apóstol Juan dice: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifieste que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19)

No hay comentarios:

Publicar un comentario