miércoles, 23 de noviembre de 2011

Europa, los hijos de un dios menor

Europa, los hijos de un dios menor

Europa, los hijos de un dios menor
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Las permanentes amenazas de crisis económica que recorren los países europeos invitan a una necesaria reflexión que permita entender la raíz de los diversos escenarios críticos en Irlanda, Grecia, Francia, España…
Hace unos días,la CNN difundía noticias acerca de países europeos: Un millón y medio de familias españolas no tiene medios de sostenimiento o ingresos, Irlanda en peligro de paralizarse y dependiendo de sus exportaciones, Grecia al borde del quiebre, revueltas sociales en Francia, congelamiento de las pensiones de jubilados en Alemania...

Un par de semanas atrás estuvo en Lima un economista y profesor universitario español, José Luis Delgado, quien cuenta en su nutrido currículum con el hecho de haber sido aún rector de una importante institución universitaria española. Invitado por la Universidad de Lima a ofrecer una conferencia sobre economía y el futuro de la Unión Europea, el doctor Delgado desarrolló durante dos días una perspectiva actual de la situación que atraviesa esa entidad multinacional. Pero si bien desarrolló una perspectiva del status quo, no hizo nada más… no bosquejó alternativas ni cambios. Inclusive, en un momento, medio en broma, pero dejando entrever cuán real era la problemática, se atrevió a decir que en Europa la gente ya no quiere escuchar economistas, prefiere que le presenten horóscopos…

Por otro lado, y sin que se preste mucha atención al significado real de lo que se escucha, las noticias, aún en nuestros medios locales anuncian que en Inglaterra, país con mejores perspectivas que las demás naciones europeas, hay una tendencia a los recortes fiscales, a asignar al Estado un rol más modesto y menos “social”… igualmente Francia está optando por “regalar” menos medidas sociales y alargar la edad de la jubilación… Al parecer, ya no está Europa para jubilar alegremente a personas que vivirán luego por 20 a 30 años de un sistema de pensiones cada vez más magro… causado, entre otros, por el hecho de que las familias tienen cada vez menos hijos. Pero, ¿quién está realmente escuchando y entendiendo a ingleses y a las maldecidas autoridades francesas? ¿No es acaso verdad que el pensamiento que domina en las mentes de economistas y políticos por igual, en casi todo el mundo, es ese de “el Estado tiene que redistribuir mejor”? Y bajo esa consigna, Europa acusa a Estados Unidos de no tener gobiernos suficientemente socialistas, y los países latinoamericanos ni siquiera lo discutimos: El Estado tiene que redistribuir, si no ¿qué se hace con los pobres? Punto.

Protestas en Francia
Y es que Europa, antes cuna del Cristianismo (para bien o para mal, dependiendo de lo que se entendió como “cristianismo”), vertiente de una civilización que dio al mundo las ideas de la dignidad del individuo, continente de las Guerras de Religión, de las ideas libertarias y cuna de los Derechos Humanos, al tiempo que acusa explícitamente -a través de los postulados y publicaciones de la Social Democracia [1], especialmente la alemana- a los Estados Unidos de no cuidar, de socializar lo suficiente, de no “redistribuir” lo suficiente; no puede ahora tapar el sol con un dedo.

La inviabilidad del Estado Social(ista) de Bienestar de algunos países es obvia, y no son pocos los autores quienes hace ya varios años vienen preconizando el oscuro futuro del asistencialismo y el Estado multidisciplinario. Anthony Davies [2], economista y profesor norteamericano, afirmó en el año 2004 del Estado Social y sobre el sistema de salud norteamericano: Dentro de la siguiente generación, el gasto social tal como lo conocemos, cesará de existir. Bajo las reglas actuales, se estima que Medicare no será solvente para el 2020, y la seguridad Social para el 2040. La Seguridad Social representa ya pasivos sin partida por US$ 11 trillones de dólares. Mientras que esta y la futura generación buscan alternativas realmente viables a nuestro actual gasto social, deberíamos considerar las implicancias morales de la manera en que cuidamos de los pobres.

Obviamente se refiere Davies al hecho de que su sociedad, como las sociedades europeas promotoras del Estado de Bienestar, han dejado atrás esquemas morales de responsabilidad e iniciativa privadas, esquemas de una democracia real basada en propiedad y pequeña y mediana empresa, de la importancia de valores, la familia y el matrimonio. Pero esos son temas que hoy por hoy se evitan en los programas de maestría y doctorados en Ciencia Política de la mayoría de las universidades en todo el mundo. Hoy, muchas universidades -y las excepciones son verdaderamente contadas- buscan instruir en programas estatales para hacer frente a la pobreza, mientras que el problema moral fundamental –la razón por las que hay pobreza e injusticia- queda intocado.

Al término de la conferencia en la Universidad de Lima, me acerqué al profesor Delgado para insistir en el tema. El profesor no tuvo mucha paciencia. Me espetó que sin el Estado de Bienestar habría muchos problemas y conflictos sociales en Europa. Pero estos están ya allí aunque los Estados continúan echándose a la espalda toda esa carga social… ¿Ceguera moral o técnica? En realidad, es obvio que la primera lleva a la segunda... En ese momento pensé que efectivamente un agorero podría cumplir un mejor papel en Europa…

El millón y medio de familias españolas sin ingresos y la carga del Estado español ante la crisis social y económica, debería ser suficiente para que el doctor Delgado se pueda dar cuenta de que España, al igual que muchos países europeos, se hizo adoptar, después de 15 siglos de cristianismo, por un dios menor, el paternalista Estado de Bienestar. Los dioses menores de la historia no han sido eternos... ni mucho menos.

Ana Roncal elreinoescondidoxxi. blogspot.com

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