jueves, 24 de noviembre de 2011

La Génesis de la historia

La Génesis de la historia

La primera parte de la Biblia pretende ser el relato de un testigo ocular respecto al pasado. Recorre la historia mundial desde el comienzo de los tiempos hasta el inicio del pueblo de Israel.
El libro de Génesistrata más de historia que de ciencia, no obstante, toca aspectos relevantes para la antropología, la biología, la geología, entre otros aspectos. La ciencia (operativa) normal, que coloca hombres en la Luna y cura enfermedades, está basada en observaciones repetibles en el presente.

El Génesis pretende ser el relato de un testigo ocular acerca del pasado, el cual no se puede repetir. En particular, el Génesis es un relato sobre la historia mundial, desde la creación hasta el comienzo del pueblo mesiánico, Israel.

Alguien podría decir, “pero… el Génesis tampoco es un libro de historia porque fue escrito para gente sencilla que no habrían entendido las largas eras geológicas o la evolución”. Pero, queda demostrado en “El Génesis de acuerdo a la evolución”,  hay numerosas formas de comunicar esa supuesta ‘verdad’ en lenguaje sencillo, si esa hubiera sido la intención de Dios.

El Génesis y la ciencia
Los historiadores de la ciencia están de acuerdo en que la ciencia moderna floreció, en realidad, en la Europa Cristianizada, cuando en otras culturas todavía no se desarrollaba. ¿Sorprendido? ¡No debiera estarlo! La ciencia requiere que nuestros pensamientos sean racionales, que el universo esté ordenado, que el hombre pueda investigar el mundo, y que los resultados sean reportados honestamente.

La Biblia explica que: estamos hechos a la imagen de un Dios racional (Génesis 1:26-27), que Dios es un Dios de orden y no de confusión (1 Corintios 14:33). Dios le dio al hombre el dominio sobre la creación (Génesis 1:28) y Él ordenó honestidad (Éxodo 20:16). Pero si la evolución fuera cierta, no habría base lógica para todo esto.

Es por eso que casi cada número de la revista Creación, tiene artículos dando a conocer a científicos creyentes en la Biblia. El sobresaliente científico en satélites, Mark Hardwood, y uno de los pioneros de las imágenes por R. M., Resonancia Magnética, Raymond Damadian, son alguno de ellos. El último muestra también la discriminación que hoy en día existe contra los científicos creacionistas, a menudo acusados de no ser “verdaderos científicos”.

 Afortunadamente estos discriminadores no existían en la época de Newton, Faraday o Pasteur, ¡para nombrar solo unos pocos de los grandes creacionistas fundadores de la ciencia moderna!

¿Solo acerca de fe y moral?
 “Pero… la Biblia es un libro acerca de la fe y la moral –eso es lo importante”.
Sin embargo, la doctrina y la moral de la Biblia no pueden ser separadas de sus aspectos científico/históricos. Sin la Resurrección de Jesús, no habría Cristianismo y es un hecho histórico que Jesús abandonó la tumba al tercer día, y se apareció luego a más de 500 personas en una ocasión (1 Corintios 15:6). Pero esto también entra en colisión con la ciencia -la ciencia naturalista afirma que es imposible que los muertos resuciten.

Además, el significado de la ‘muerte y resurrección de Jesús’, depende por completo de la realidad histórica del capítulo 3 del Génesis. Esto es, un verdadero primer hombre, Adán, realmente pecó e introdujo la muerte física. Por lo tanto, el postrer Adán, Jesús, verdaderamente murió por nuestros pecados y realmente por Él, vino la resurrección física de la muerte. (1 Corintios 15:1-4, 21-22, 45)

¿Qué diremos del matrimonio? Ésta sí que es una enseñanza moral, si es que alguna vez hubo una. Y sin embargo, cuando Jesús respondió sobre el tema, Él citó Génesis 1:27 y 2:24 como historia real, no como alegoría (Mateo 19:3-9: Marcos10:6-9). Además, Jesús dijo que la primera pareja humana estaba allí ‘desde el principio de la creación’, y no miles de millones de años después. Este es un problema mayúsculo para los cristianos que han reinterpretado la Biblia para que encaje con la “Gran Explosión” (Ver “‘La Gran Explosión’ no puede explicarlo” en la página 7 de la revista 26, para conocer los problemas científicos que harían que estos cristianos ¡tengan que reinterpretar sus reinterpretaciones!)

Incluso los Diez Mandamientos, que son obviamente acerca de moral, no tienen sentido sin la historia. El cuarto mandamiento, acerca del día de descanso, está completamente basado en la historia de la Semana de la Creación, ‘Seis días trabajarás y harás tu tarea porque en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que está en ellos y descansó el séptimo día’ (Éxodo 20:9-11).

Jesús le preguntó a Nicodemo: ‘Si hablando de cosas terrenas no creéis, ¿cómo creeríais si os hablase de cosas celestiales? (Juan 3:12). De manera que si no podemos confiar en la Biblia acerca de cosas terrenales (tales como el tiempo de la creación), ¿por qué deberíamos confiar en ella acerca de cosas celestiales (fe y moral)?

¿De qué se trata en última instancia?: de la autoridad
¿Alguna vez les han preguntado por qué le dan tanta importancia al significado del Génesis, y no dedican el mismo tiempo a discutir acerca del bautismo, del día de descanso semanal, de la predestinación versus el libre albedrío, de los últimos tiempos, sobre si los dones carismáticos son apropiados hoy, o de las formas de gobierno de la iglesia?

Esta es la diferencia: todos estos debates presuponen que la Biblia es la autoridad y discuten sobre lo que significa. El debate acerca de la creación estriba en si la autoridad sobre lo que sucedió en el pasado de la Tierra pertenece a la Biblia, o a la ciencia ‘moderna’.

Pero la Biblia es el testimonio ocular del Hacedor que estaba allí, que lo conoce todo y que nunca se equivoca. Jesús aceptó que la Escritura no puede fallar (Juan 10:35). Pero los científicos no estaban allí (Job 38:4), no saben nada y cometen errores.

Esto demuestra la insensatez de exigirles a los creacionistas que ‘dejen la Biblia afuera’. De la misma manera que ‘el que calla otorga’, aceptar el ‘dejar la Biblia afuera’ es ‘responder a un tonto acorde a su tontería’. Aceptándolo, efectivamente abandona las pretensiones de que la Biblia es la verdad, concediendo la derrota. Confirma al no creyente en su inicua opinión de que el hombre es el árbitro final de la verdad y coloca a Dios en tela de juicio. ¿Qué cristiano querría a sabiendas aceptar algo así?

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